lunes, 27 de diciembre de 2010

Entrevistas en el diario El País.

Gabriela Shalev fue la primera mujer encargada de encabezar la delegación israelí en la O.N.U., mientras que Serge Klarsfeld y su esposa Beate se dedicaron a cazar nazis. Los tres fueron entrevistados por el diario El País.

sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Sasha Alexander o Manuel Tapial?

Mientras comienzo esta entrada es ya muy tarde, de madrugada, y va siendo hora de ir para cama. Hubiera empezado antes con esto de no ser porque le di prioridad a la entrada que previamente terminé sobre Sasha Alexander. La pregunta era con quién empezaría, si con la actriz estadounidense o con Manuel Tapial, y la pregunta ahora es quién me acompañará esta noche (o lo que queda de ella, más el tiempo que siga durmiendo durante el día) en mis sueños, si ella, otrora encargada de cubrir el papel de la entrañable agente especial Caitlin Todd en NCIS, o Manuel Tapial, un no tan entrañable activista pro-palestino, pero al que se le da muy bien hacer del bueno de la película, cuando lo cierto es que no lo es tanto.

Hmm... Iré meditando la respuesta a mi actual dilema mientras termino la presente entrada.

Manuel Tapial es uno de los tres activistas españoles que estuvieron a bordo del Mavi Marmara. Su cuenta Facebook fue desactivada, organizándose una campaña para la rehabilitación de la misma que tuvo éxito. Y al poco de volver, organizó un evento en la red social consistente en un acto de homenaje a los nueve activistas muertos a bordo del barco arriba citado, con escultura y todo.

Yo me dejé caer por el evento de Manuel Tapial, escogiendo la opción "No asistiré", en la medida en que ni estaré físicamente presente ni estoy a favor de homenajear a personas que participaron en un acto de provocación gratuita e innecesaria contra Israel.

El caso es que yo escribo de vez en cuando sobre lo que el activista escribe, dice o hace, basándome en lo que sobre él leo en Internet, particularmente en Facebook. Y en una ocasión una tal Tere González se dejó caer por el Muro de Manuel Tapial en orden de preguntarle si las recientes revelaciones de WikiLeaks habían mostrado algo sobre Israel; presumiblemente, algo que lo desacredite, claro.

Pues yo decidí responder y de paso desilusionar a la tal Tere en el evento Facebook arriba citado. Fui allí y puse un enlace a un artículo mío en el que, en inglés, cité tres revelaciones de WikiLeaks que, lejos de dejar en evidencia al Estado judío, fortalecen algunas de sus posiciones oficiales. Ello viene marcado como #1 en la captura de pantalla que revelo en esta entrada de mi blog. Y marcada como #2 viene la respuesta de Manuel Tapial. Atención, porque la cosa tiene tela:

"Coincide que parece ser que Frans Midtskogen es un firme defensor de Israel y ademas, en el blog que ha enlazado, ha venid0 haciendo un seguimiento escrupuloso de de mi persona y de mis amistades en Facebook señalandome peligrosamente por lo que os informo que 'atentos a este personaje'. En cualquier caso, ya está en manos de mis abogados por si pudiera haber cometido un delito de amenazas."

Para que conste que esto no me lo estoy inventando, presento a continuación la aludida captura de pantalla que demuestra la certeza de lo que escribo aquí.



Pues eso.

¿Qué podríamos decir de la respuesta de Manuel Tapial a mi aportación al susodicho evento Facebook? Para empezar, se ha pasa por el forro el tema central del que trato en ese artículo. Es lógico: a veces ocurre que surgen evidencias en favor de aquellos a quienes uno suele contradecir, perdiendo credibilidad lo que uno mismo defiende. Y eso duele.

En segundo lugar, me tilda de "firme defensor de Israel", lo que es verdad; claro que yo sí soy capaz de asumir que Israel ha cometido errores históricos y que los palestinos tienen sus derechos. No defiendo a Israel cuando las evidencias por mí conocidas parecen revelar que ha obrado mal, y reconozco las virtudes de los palestinos cuando éstas me son reveladas. Los errores de Israel me duelen, y las virtudes de los palestinos me parecen salientables y alentadoras (me gustaría saber si Manuel Tapial muestra el mismo entusiasmo cuando se le revelan las virtudes de los israelíes).

En tercer lugar hace referencia al hecho de que procedo usualmente a un "seguimiento escrupuloso" de su persona y de sus "amistades en Facebook", lo que ya no es tan cierto. La monitorización de las actividades de Tapial en Facebook la realizo, simplemente, de vez en cuando. Ni estoy efectuando tal seguimiento a todas horas ni espero meses para proceder a ello; ejecuto tal actividad con una frecuencia intermedia, unas pocas veces por semana. Recopilo la información, la que me parece interesante (que es la menor parte) la almaceno a través de capturas de pantalla y la publico, o no. Porque la mayor parte de lo recogido hasta ahora todavía no lo he publicado.

Por otro lado, yo no hago un seguimiento de su persona, sino que monitorizo sus actividades en Facebook. Lo primero implicaría saberlo todo sobre él, incluyendo su vida privada y un montón de información sobre él no relacionada con nuestras respectivas posturas sobre el conflicto árabe-israelí. Pero yo simplemente le dedico mi atención cuando se trata de las declaraciones que él hace públicamente sobre el citado conflicto, y nada más. Todos los demás aspectos de su vida, incluyendo los de índole privada, no me interesan, y aunque tuviera acceso a ellos, no los publicaría. Y en lo que respecta al activismo que ejerce sobre otras materias, no me interesa.

Como tampoco me interesan aquellos a los que tiene agregados en Facebook. Yo no hago un "seguimiento escrupuloso" de esas personas. Tan sólo de forma ocasional las menciono, limitándome a informar sobre lo que escriben en su Muro o acerca de los comentarios que hacen sobre las aportaciones del activista.

En cuarto lugar, afirma que lo señalo "peligrosamente", con lo que los demás pro-palestinos que participen en el evento aludido o que tengan agregado al activista deben tener cuidado. La verdad es que nadie tiene por qué tener cuidado conmigo; estoy lejos de infligir cualquier daño ilegítimo a alguien sólo por su ideología. Y vuelvo a repetir que es a Manuel Tapial a quien monitorizo con relativa frecuencia, no a terceros, y que limito tal actividad a la legítima crítica relativa al activismo públicamente desplegado por una persona.

Es por eso que, para ir terminando, me choca la última afirmación del activista: pondrá mi monitorización de sus actividades en Facebook en conocimiento de sus abogados, por si un servidor hubiera incurrido en un "delito de amenazas". Tócate los cojones...

Tal delito viene recogido en los artículos 169, 170 y 171 del Código Penal vigente en España. Y enlazo a esos artículos para que Manuel Tapial y sus abogados se los lean bien. Porque a ver cuál es la base para acusarme de algo así. ¿Cuándo y de qué forma lo he amenazado? ¿En qué consistió la amenaza? ¿Es esa pretendida amenaza creíble, caso de que exista? Os lo voy a decir yo: en ningún momento lo amenacé. Nunca le di a entender de ninguna de las maneras, ni siquiera de forma sutil (y conste que una amenaza tiene que ser explícita para castigar a su autor), que yo fuera a hacerle cualquier clase de daño.

La verdad es que no he cometido delito alguno contra su persona. Él ejerce públicamente el activismo, y se le responde en consecuencia. También a mí se me responde sobre lo que escribo aquí y en otros lugares, y por cierto, a mí no se me habrá amenazado, pero sí se me ha injuriado (¿por qué creéis que he introducido la moderación de comentarios?), cosa que tampoco he hecho yo contra él. Ninguna falta ni ningún delito de los que figuran en el Código Penal español actual ha sido cometida o cometido por mí contra el activista. Jamás.

Lo mejor de todo es que sí podría existir acaso una causa probable contra Tapial por algún que otro delito. Por ejemplo, cuando el activista llama al boicot contra los productos israelíes, podría estar cometiendo (usaré este tiempo verbal por si acaso me equivoco, y así evitar incurrir en un delito de calumnias) lo que el Código Penal español vigente tipifica como delito cometido con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas garantizados por la Constitución. Más específicamente me refiero al artículo 510.1 del citado Código, con cuya definición encaja el llamamiento al boicot contra los productos de un país, sólo por el mero origen nacional (en este caso israelí) de quienes los venden o comercian con ellos.

Ya se dio un caso en el que un alcalde pro-palestino francés fue condenado en su país por incitación a la discriminación por razones de origen nacional al llamar al boicot contra los productos israelíes. Cuando el alcalde en cuestión apeló al Tribunal Europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa (areópago transnacional del que forma parte España), éste emitió una sentencia que confirmó el carácter ilegal y, por ende, punible, de este tipo de campañas.

Manuel Tapial acostumbra, además, a difundir, con temerario desprecio hacia la verdad, cuando no directamente con conocimiento de su falsedad, informaciones injuriosas sobre grupos muy concretos en relación a su origen nacional, su etnia, y su religión o creencias, y esos grupos son dos: israelíes y judíos. Ello podría encajar acaso con el artículo 510.2 del Código Penal español.

Manuel Tapial podría haber incurrido acaso en un delito de apología del terrorismo, al justificar a Hamas, una organización terrorista calificada como tal por la Unión Europea, de la que España forma parte. Justificar el terrorismo viene tipificado como delito de terrorismo en el artículo 578 del aludido texto punitivo.

En fin. Teniendo en cuenta todo lo expuesto en materia legal, ¿debo preocuparme por la posible demanda de Manuel Tapial contra mi persona por un presunto delito de amenazas? ¿Debo acostarme y romperme la cabeza con él, quien acaso debería tener más miedo del Código Penal que un servidor? ¿O debo por contra acostarme y pensar despreocupadamente en Sasha Alexander? Mis alusiones al Código Penal no dejan lugar a dudas sobre la legalidad de mis acciones e invitan a olvidarme del activista pro-palestino.

Entretanto, la inusitada belleza de Sasha Alexander, o mejor dicho, Suzana Drobnjaković, que es como se llama realmente, invita a todo lo contrario: a meterme en la cama, cubrirme con el edredón nórdico y, aunque sólo sea en mi imaginación, acurrucarme junto a ella y dormirme abrazado a su caliente cuerpo, pensando en su bello rostro... Está decidido. He tomado una decisión. He resuelto el dilema.

Hoy me acostaré, dormiré y descansaré, disfrutando de Suzana Drobnjaković.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Mossad está que trina.

Debe ser que Meir Dagan quiere poner punto final a su carrera en el Mossad con un sello especial. Y es que está previsto que Dagan ceda su actual puesto a Tamir Pardo, quien fue integrante de la Sayeret Matkal (una unidad de élite del Tzahal) bajo las órdenes de Yonatan Netanyahu, además de haber trabajado para el propio Mossad, y cuya máxima prioridad seguirá siendo previsiblemente la amenaza nuclear iraní. Pero habida cuenta de lo sucedido últimamente, cualquiera diría que es Dagan quien quiere reservarse para sí el mérito de acabar con tal amenaza.
Y es que el lunes 29 de noviembre de 2010, dos científicos nucleares iraníes, Majid Shahriari y Fereidoun Abbasi-Davani, fueron objeto de sendos atentados en Teherán, la capital de la República Islámica de Irán. Ambos individuos estaban vinculados al programa nuclear iraní. Parece ser que en el caso de Shahriari, una motocicleta se colocó durante un momento junto al vehículo conducido por el científico. Cuando aquélla se había alejado, el coche explotó, muriendo Shahriari en el acto; un artefacto explosivo había sido adherido a su coche desde la motocicleta.
El mismo mecanismo fue usado contra Abbasi-Davani prácticamente al mismo tiempo y en otro punto de la ciudad. Pero esta vez el atentado falló, ya que el científico resultó herido pero sobrevivió. Su mujer, que también viajaba a bordo del vehículo atacado, también resultó herida, logrando en última instancia sobrevivir.
El régimen iraní no ha tardado en acusar a Occidente en general y a Israel en particular del doble ataque. Otros científicos nucleares iraníes vinculados al programa atómico del Estado persa han muerto presuntamente a manos del Mossad, como Ardeshir Hosseinpour (al que supuestamente se le aplicó una dosis letal de radiación) o Massud Ali-Mohammadi (muerto en un atentado con bomba).
Claro que hay quien opina que el llamado largo brazo de Israel llega más lejos todavía. Por ejemplo, Mohamed Abdul Fadil Souza acusa al Mossad de estar detrás de una cadena de ataques perpetrados por tiburones en Sharm al-Sheikh, una ciudad turística en el Sinaí egipcio y a orillas del mar Rojo, ocurridos durante las últimas semanas.
Israel lo niega...

jueves, 2 de diciembre de 2010

"La defensa más brillantemente audaz de Israel desde que Moisés dividió el mar Rojo."

Las palabras que constituyen el título de la presente entrada van entrecomilladas porque no son mías. Son de The Irish Independent, y describen la más que excelente defensa de Israel realizada por Gabriel Latner, un estudiante de Derecho de la Universidad de Cambridge de 19 años de edad, y que será becario de U.N. Watch a partir de 2011.
La Sociedad de Debates de la Universidad de Cambridge acogió un debate centrado en la propuesta de que Israel es un Estado canalla, y la propositora de tal idea fue Lauren Booth, periodista británica anti-israelí que trabaja para la prensa iraní. En el debate, esta dama estuvo acompañada por Mark McDonald, fundador de los Amigos Laboristas de Palestina.
Helo aquí el discurso de Gabriel Latner, íntegro y traducido al español, y que me fue remitido, junto con la información arriba citada, por correo electrónico:


"Ésta es una guerra de ideales y los otros oradores presentes esta noche son, con todo derecho, idealistas. Yo no lo soy. Yo soy realista. Estoy aquí para ganar. Tengo un único objetivo esta tarde: lograr que la mayor parte del público salga por la puerta del 'Sí'.

Me enfrento a un reto singular: muchos de ustedes, si no todos, han tomado partido. Este tema polariza demasiado la opinión para que la gran mayoría no tenga una opinión formada. Estaría dispuesto a apostar a que la mitad de ustedes apoya firmemente la propuesta a debate, y la otra mitad se opone firmemente a ella.

Quiero ganar, y estamos destinados a un empate. Estoy tentado de hacer lo que mis compañeros, los demás oradores, van a hacer: un simple refrito de todo lo que de malo ha hecho el Gobierno israelí, con la intención de satisfacer a quienes están de acuerdo con ellos. Y tal vez culpabilizar a los escasos indecisos presentes para que voten a favor de la propuesta o, más exactamente, en contra de Israel.

Sería muy fácil torcer el sentido y el significado de las 'leyes' internacionales para hacer que Israel parezca un estado criminal. Pero eso ha sido hecho hasta los límites más extremos.

Sería más fácil aún apelar a vuestra simpatía con historias personalizadas del sufrimiento palestino. Y se pueden pronunciar discursos muy elocuentes sobre esas cuestiones.

Pero la verdad es que tratar mal a la gente, sea a sus ciudadanos, sea a los de una nación ocupada, no convierte a un Estado en 'canalla'. Si lo hiciera, Canadá, los EE.UU. y Australia serían todos Estados canallas, fundándose en cómo tratan a sus poblaciones indígenas. El tratamiento que el Reino Unido da a los irlandeses, la calificaría fácilmente para motejarla del mismo modo. Estos argumentos, aunque emocionalmente satisfactorios, carecen de rigor intelectual.

Más importante aún: simplemente, no creo que podamos ganar con esos argumentos. No van a cambiar los números. La mitad de los presentes estará de acuerdo con ellos, la otra mitad no. Así que voy a probar algo diferente, algo un tanto alejado de la ortodoxia.

Voy a tratar de convencer a los sionistas acérrimos y partidarios de Israel, aquí, esta noche, para que voten afirmativamente por la propuesta. Al final de mi intervención, habré presentado cinco argumentos a favor de Israel que demostrarán que Israel es, si no un 'Estado canalla', al menos 'pícaro'.

Quiero ser claro. No voy a sostener que Israel es 'malo'. No voy a sostener que no merece existir. No voy a sostener que se comporta peor que cualquier otro país. Sólo voy a argumentar que Israel es 'canalla'.

La palabra 'canalla' ha llegado a tener connotaciones excepcionalmente condenatorias. Pero la palabra en sí es valorativamente neutral. El Diccionario Oxford de Inglés define 'canalla' como 'aberrante, anormal, fuera de lugar, que ocurre (especialmente en forma aislada) en un lugar o tiempo inesperado', a la vez que un diccionario de una institución mucho más grande da esta definición: 'comportarse de maneras que no se esperan o no normales, frecuentemente de forma destructiva'.

Estas definiciones, y otras, se centran en la idea de anomalía: lo inesperado o poco común. Usando esta definición, un Estado canalla es aquel que actúa de una manera inesperada, poco frecuente o aberrante. Un estado que se comporta exactamente como Israel.

El primer argumento es estadístico. El sólo hecho de que Israel sea un Estado judío lo hace lo bastante anómalo como para ser llamado Estado canalla: hay 195 países en el mundo. Algunos son cristianos, algunos son musulmanes, algunos son seculares. Israel es el único país judío del mundo. O, para hablar en términos matemáticos por un momento, la probabilidad que tiene cualquier Estado, elegido al azar, de ser judío es de 0,0051. En comparación, la probabilidad de ganar al menos £10 con un billete de lotería del Reino Unido es de 0,017: más del doble. La condición judía de Israel es una aberración estadística.

El segundo argumento concierne al humanitarismo de Israel y, en particular, a la respuesta de Israel ante una crisis de refugiados. No ante la crisis de los refugiados palestinos —porque estoy seguro de que los demás oradores la cubrirán—, sino ante la cuestión de los refugiados de Darfur. Todo el mundo sabe lo que ocurrió y sigue ocurriendo: en Darfur hay un genocidio, quieran o no las Naciones Unidas y la Liga Árabe denominarlo de ese modo. De hecho, espero que el Sr. Massih sea capaz de hablar acerca de eso: en realidad, es algo así como un experto en lo que respecta a la crisis en Darfur; de hecho, es su experiencia la que le ha hecho indicado para representar al ex dictador de Sudán, mientras está siendo investigado por el Tribunal Penal Internacional.

Se ha producido un éxodo masivo de Darfur, los oprimidos buscan seguridad. No han tenido mucha suerte. Muchos se han ido hacia el norte, a Egipto, donde son tratados de manera despreciable. Los valientes hacen una carrera por el desierto, intentando llegar a Israel. No sólo se enfrentan a las amenazas naturales de la península del Sinaí, sino también a los soldados egipcios que patrullan la frontera y los utilizan para practicar tiro al blanco. ¿Por qué se arriesgan?

Porque en Israel se los trata con compasión —se los trata como a los refugiados que son—, actitud de la que tal vez sea culpable la memoria cultural de genocidio de Israel. El Gobierno israelí ha ido muy lejos, hasta el punto de conceder la ciudadanía a varios cientos de refugiados de Darfur. Esto, por sí sólo, sitúa a Israel aparte del resto del mundo.

Pero la verdadera clave de la diferencia es la siguiente: las Fuerzas de Defensa de Israel envían soldados y médicos a patrullar la frontera con Egipto. Los envían en busca de refugiados que intentan cruzar a Israel. No para enviarlos de vuelta a Egipto, sino para salvarlos de la deshidratación, del agotamiento por calor y de las balas egipcias.

Comparen esto con la reacción de los EE.UU. ante la inmigración ilegal a través de su frontera con México. El Gobierno estadounidense ha arrestado a particulares por haber dado agua a los que cruzaban la frontera y que se estaban muriendo de sed, y aquí el Gobierno de Israel envía a sus soldados para salvar a los inmigrantes ilegales. Llamar anómalo a ese tipo de comportamiento es quedarse corto.

Mi tercer argumento es que el Gobierno israelí se dedica a una actividad que el resto del mundo rechaza: negocia con terroristas. Olvídense del ex Presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasser Arafat, un hombre que murió con sangre en las manos: Israel está en el proceso de negociación con terroristas en estos momentos. Yasser Abd Rabbo es uno de los negociadores líderes de la O.L.P. que ha sido enviado a las conversaciones de paz con Israel. Abd Rabbo fue también líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, una organización de 'luchadores por la libertad' que, bajo la dirección de Abd Rabbo, se dedicaba a la promoción de actividades por la libertad tales como el asesinato de 22 estudiantes israelíes de secundaria.

Y el Gobierno israelí envía delegados a sentarse en una mesa con este hombre, y a hablar de paz. Y el mundo aplaude. Nunca verán al Gobierno español en conversaciones de paz con los líderes de E.T.A., ni el Gobierno británico negociaría nunca con Thomas Murphy. Y si el Presidente Obama se sentara a hablar de paz con Osama bin Laden, el mundo lo vería como una locura. Pero Israel no puede hacer exactamente lo mismo y ganarse el reconocimiento internacional en el proceso. Ésa es la definición que da el diccionario de 'canalla': comportarse de una manera inesperada o no normal.

Otra parte de la definición del diccionario es el comportamiento o actividad 'que ocurre en un lugar o tiempo inesperado'. Cuando se compara a Israel con sus vecinos regionales, se pone de manifiesto hasta qué punto Israel es canalla. Y aquí está el cuarto argumento: Israel tiene un historial de derechos humanos mejor que el de cualquiera de sus vecinos. Jamás, en ningún momento de la historia, ha habido un estado democrático liberal en Oriente Medio, excepto Israel. De todos los países de Oriente Medio, Israel es el único donde la comunidad gay y lesbiana disfruta de cierta, pequeña, igualdad.

En Kuwait, Líbano, Omán, Qatar y Siria, la conducta homosexual se castiga con azotes, encarcelamiento, o ambas cosas. Pero los homosexuales están ahí un poco mejor, en comparación con sus homólogos de Irán, Arabia Saudí y Yemen, donde son condenados a muerte. Los homosexuales israelíes pueden adoptar, servir abiertamente en el ejército, efectuar uniones civiles, y están protegidos por una legislación anti-discriminatoria en términos excepcionalmente enérgicos. Le gana a una sentencia a muerte. De hecho, le gana a los Estados Unidos.

La protección de las libertades civiles de los ciudadanos de Israel se ha ganado el reconocimiento internacional. Freedom House es una O.N.G. que emite un informe anual sobre democracia y libertades civiles en cada uno de los 195 países en el mundo. Califica a cada país como 'Libre', 'Parcialmente Libre' o 'No Libre'. En Oriente Medio, Israel es el único país que ha obtenido la calificación de país 'Libre'. No es de extrañar, dado el nivel de libertad que se les otorga a los ciudadanos de Líbano, digamos —un país calificado como 'Parcialmente Libre'—, donde hay leyes contra periodistas que critican, no sólo al Gobierno libanés, sino también al régimen sirio. Espero que la Sra. Booth hable acerca de esto, dada su experiencia laboral como 'periodista' para Irán.

Irán es un país calificado como 'No Libre', lo que lo sitúa junto a China, Zimbabwe, Corea del Norte y Myanmar. En Irán, como espero que la Sra. Booth diga en su discurso, existe un 'Tribunal de Prensa', que procesa a los periodistas por delitos atroces, tales como criticar al ayatollah, informar sobre historias que dañen los 'fundamentos de la República Islámica', usar 'fuentes sospechosas' (es decir, occidentales) o insultar al Islam. Irán es el líder mundial en términos de periodistas encarcelados, con 39 periodistas (que sepamos) en la cárcel en 2009. También expulsaron a casi todos los periodistas occidentales durante las elecciones de 2009. No sé si la Sra. Booth se vio afectada por ello.

Supongo que, en realidad, no podemos esperar otra cosa de una teocracia. Que es lo que son la mayoría de los países de Oriente Medio. Teocracias y autocracias. Pero Israel es la exclusiva, la única, la canalla democracia. De todos los países de Oriente Medio, sólo en Israel las protestas contra el Gobierno no son aplastadas y no se censura la información.

Tengo un argumento final —el último clavo en el ataúd de la oposición—, y está sentado justo al otro lado del pasillo. La presencia del Sr. Ran Gidor aquí es la única prueba que a cualquiera de nosotros debería bastarle para decir, con toda confianza, que Israel es un Estado canalla. Para aquellos de ustedes que nunca han oído hablar de él, el Sr. Gidor es un consejero político agregado a la Embajada de Israel en Londres. Es el tipo que el Gobierno israelí envió para que lo represente en las Naciones Unidas. Sabe lo que está haciendo. Y está aquí esta noche. Y es increíble.

Consideremos, por un momento, lo que significa su presencia aquí. El Gobierno de Israel ha firmado el permiso para que uno de sus representantes diplomáticos, de alto nivel, participe en un debate sobre su legitimidad. Eso es notable.

¿Creen, por un minuto, que algún otro país haría lo mismo? Si en la Sociedad de Debates de la Universidad de Yale se debatiera la propuesta 'Esta casa cree que el Reino Unido es un Estado racista y totalitario que le ha hecho un daño irrevocable a los pueblos del mundo', ¿permitiría el Reino Unido participar a alguno de sus funcionarios? No.

¿Participaría China en un debate sobre el estatus de Taiwán? Nunca.

Y no hay absolutamente ninguna posibilidad de que se le permita a un funcionario del Gobierno estadounidense participar en un debate acerca del trato a los prisioneros en la Bahía de Guantánamo.

Pero Israel ha enviado al Sr. Ran Gidor para discutir esta noche con una 'periodista' estrella de la televisión pseudo-realista, y conmigo, un estudiante de Derecho de 19 años de edad, totalmente no calificado para hablar sobre el tema en cuestión.

Todos los gobiernos del mundo deben de estar riéndose de Israel en este momento, porque olvidó la regla número 1: nunca hay que añadirles credibilidad a los chiflados mezclándose con ellos. Es la misma razón por la que no veremos a Stephen Hawking ni a Richard Dawkins debatir con David Icke. Pero Israel está haciendo precisamente eso. Una vez más, comportándose de una manera inesperada o no normal. Comportándose como un Estado canalla.

Éstos son los cinco argumentos dirigidos contra los partidarios de Israel. Pero me quedan uno o dos minutos. Y he aquí un argumento para todos ustedes: Israel, deliberada y enérgicamente, no tiene en cuenta el derecho internacional. En 1981 Israel destruyó Osirak, el laboratorio para la bomba nuclear de Saddam Hussein. Todos los gobiernos del mundo sabían que Hussein estaba construyendo una bomba. Y no hicieron nada. A excepción de Israel. Sí, al hacerlo, violó la ley y la costumbre internacionales. Pero también nos salvó a todos de un Irak nuclear.

Esa acción canalla debería otorgarle a Israel un lugar de respeto a los ojos de todos los pueblos amantes de la libertad. Pero no es así. Pero esta noche, mientras nos escuchan parlotear, quiero que recuerden algo: mientras ustedes están aquí, el Irán de Khamenei está trabajando en la bomba. Y si son honestos con ustedes mismos, saben que Israel es el único país que puede hacer, y hará, algo al respecto. Israel, por necesidad, actuará de una manera que no responde a la norma, y será mejor que esperen que lo haga de forma destructiva. Cualquier persona sana preferiría un Israel canalla a un Irán nuclear. Excepto la Sra. Booth."