jueves, 27 de mayo de 2010

Ilan Pappé se suma a Nabil Shaath.

Recientemente critiqué la postura del político palestino Nabil Shaath, a raíz de su intervención en el diario El País. Ahora, y en el mismo diario, Ilan Pappé, historiador revisionista israelí, se suma a Shaath en el proceso de demonización del Estado judío, valiéndose del éxodo palestino de 1948. Y utiliza palabras todavía más duras.
Para empezar, y al igual que Shaath, afirma tajantemente que la Nakba continúa. Ciñámonos al título del artículo: 'Nakbah' 2010. Y ahora pasemos al subtítulo: "La desposesión del pueblo palestino iniciada con las matanzas y expulsiones de 1948 prosigue hoy con el cerco de Gaza y la 'judaización' de Jerusalén y Cisjordania. Todo obedece a un plan de 'limpieza étnica'".
En uno de los párrafos del artículo se lee:

"Hay que reconocer que nuestra tarea [relatar el éxodo palestino de 1948 y tratar de poner fin a la opresión de los palestinos] no resulta fácil debido, principalmente, al extraordinario éxito que obtuvieron en su día (1948) las maniobras de desposesión llevadas a cabo por el Estado de Israel al ocupar el 80% de la tierra palestina consiguiendo expulsar, de esta forma, a más de la mitad de la población autóctona. Gracias a la magnitud de estas drásticas operaciones, sus responsables pueden hoy permitirse -e implementar- toda clase de políticas genocidas con el único objetivo de dar fin a la limpieza étnica, sustituyendo así a la población palestina eliminada durante los días de la Nakbah."

Buena parte del resto del artículo narra actos de violencia e intimidación contra los palestinos durante aquella época, así como las amenazas a las que se enfrentan los árabes israelíes y palestinos a día de hoy.
Una de las afirmaciones más chocantes es la siguiente: "..., sin olvidar tampoco los palestinos de los campos de refugiados de Líbano y Siria: ninguno de ellos se encuentra a salvo del último empujón sionista a un proyecto que se inició en 1882 y que pretende someter, también por la fuerza, a los países árabes vecinos."
Finalmente, Pappé clama por el fin de la Nakba y por el derecho de retorno de todos los refugiados palestinos como paso previo e indispensable a una paz justa y duradera.

¿Qué se puede decir? Para empezar, podríamos narrar la Nakba tal y como fue en realidad, ciñéndonos a la Historia en vez de a esta o aquella ideología, y relatando todas y cada una de sus causas en lugar de aquellas que nos interesan; en definitiva, debemos contar toda la historia, y no una única parte de la misma. Para ello, os remito a todos a lo ya expuesto con motivo de las críticas al artículo de opinión escrito por Shaath (sígase el primer enlace que aparece en la presente entrada).
Asimismo, sobre las teorías de la judaización de Jerusalén y el cerco de la Franja de Gaza como mecanismos de limpieza étnica, léase aquí (punto #4) y aquí, respectivamente.
Pappé usa directamente la palabra "genocidio". Una práctica genocida consiste en borrar del mapa a un grupo étnico, racial, nacional o religioso como tal, esto es, en exterminarlo. Difícilmente se puede hablar del exterminio de los palestinos a manos de Israel cuando a través del estudio de la demografía palestina vemos que su población ha crecido a ojos vista. Los refugiados palestinos, por ejemplo, pasaron de ser unos 700.000 en 1948, a unos 4.700.000 en la actualidad. Si realmente Israel hubiera realizado actos de exterminio, de genocidio contra el pueblo palestino, hubiese ocurrido lo contrario: la población palestina habría descendido. Es lo que ocurrió con los judíos en Europa, los armenios en el Cáucaso, los tutsis en Ruanda o los indios en Norteamérica, entre otros pueblos.
Otro aspecto interesante de la exposición de Pappé es su idea de la intención israelí de someter a los pueblos árabes vecinos. Si eso es cierto, ¿cómo es que Israel ha firmado la paz con Egipto y Jordania?

domingo, 23 de mayo de 2010

Nabil Shaath escribe sobre la Nakba.

Nabil Shaath es un político palestino. El sábado 15 de mayo de 2010, El País publicó un artículo suyo, bajo el título La 'Nakba' palestina, sobre el éxodo palestino de 1948. A continuación, el artículo:


"Hoy Israel celebra los 62 años de su creación, el 15 de mayo de 1948. Para los palestinos, hoy se conmemoran 62 años de la Nakba -nuestra catástrofe nacional y personal, la pérdida de nuestra patria ancestral y la dispersión en el exilio de las tres cuartas partes de nuestro pueblo-. El pueblo palestino todavía espera el reconocimiento por parte de Israel de su responsabilidad en tal catástrofe y un acuerdo para resolver el conflicto que esté basado en el Derecho Internacional, incluyendo las resoluciones de la ONU.

Yo experimenté el exilio en primera persona. El 13 de mayo de 1948, un día antes de la declaración del Estado de Israel, mi ciudad natal, Jaffa, fue capturada por fuerzas sionistas. Setenta mil palestinos cristianos y musulmanes fueron forzados a salir de la ciudad, la mayoría de ellos por mar, hacia Gaza, Egipto y Líbano. La mayoría de la población de Jaffa fue literalmente lanzada al mar y nunca se le permitió retornar. Yo tenía 10 años.

Esta misma realidad la vivieron más de 726.000 palestinos cristianos y musulmanes que en 1948 abandonaron aterrorizados sus hogares, o fueron expulsados por la fuerza, en buena parte de lo que entonces era la Palestina del Mandato Británico, mientras se asesinaba a cientos de sus compatriotas.

Ese dolor lo experimenté yo, así como, mientras crecía, escuché muchas otras historias de dolor y lucha. En aquel tiempo, y durante muchos años, se tuvo la intención de negar nuestra historia. Pero hoy nadie puede hacerlo. Incluso historiadores israelíes como Benny Morris e Ilan Pappe han confirmado lo que nosotros sabíamos desde hace mucho tiempo.

Junto con la expulsión de las personas, más de 418 aldeas palestinas fueron arrasadas. Prácticamente todas las propiedades de los palestinos, incluyendo las que pertenecían a palestinos que lograron permanecer en áreas que quedaron bajo exclusivo control israelí, fueron confiscadas por el naciente Estado de Israel, en beneficio exclusivo de los judíos.

En 1952, cuando el Parlamento israelí aprobó su ley de nacionalidad, a los refugiados palestinos se les negó la opción de ciudadanía en el nuevo Estado. Y se tomaron medidas adicionales para prohibirnos el retorno a nuestro país y a nuestros hogares.

Tanto la expulsión de palestinos en 1948 como las posteriores medidas para hacer del desplazamiento algo permanente se tomaron contraviniendo el derecho internacional.

Esta situación se vio agravada por la ocupación militar israelí de Cisjordania y la Franja de Gaza en 1967. De nuevo, cientos de miles de palestinos tuvieron que dejar sus hogares, e Israelexpandió su control al restante 22% de nuestra patria histórica.

Hoy el completo cerco de la Franja de Gaza, la continuación de los asentamientos y la presencia del muro en Cisjordania, el aislamiento de Jerusalén Este de su entorno histórico, están provocando una mayor fragmentación y desposesión palestina. Claramente, la Nakba continúa.

En la actualidad hay más de siete millones de refugiados palestinos. Constituyen la mayor población de refugiados del mundo y la más prolongada en el tiempo. La vulnerabilidad de los refugiados palestinos, como resultado de su largo exilio y la falta de un Estado, contribuye a la inestabilidad regional en el Oriente Próximo y a su inseguridad, desde Irak y Líbano a la Franja de Gaza.

Como palestino, yo no puedo olvidar el desarraigo de mi nación, que ha conformado mi historia y que ha supuesto una dura realidad para mi pueblo. Al mismo tiempo, los palestinos hemos expresado nuestro deseo de lograr una conciliación y avanzar sobre la base de un acuerdo que reconozca e implemente de forma justa nuestros derechos.

En el curso de los 62 años desde la Nakba Palestina, la responsabilidad de Israel en el desplazamiento forzoso y la desposesión del pueblo palestino ha sido claramente reconocida por muchos historiadores y académicos del Derecho Internacional. El derecho individual de los palestinos a optar por el retorno a sus hogares y decidir su propio destino es proclamado por la comunidad internacional en la Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas número 194. Pero en la práctica a los palestinos se les niegan los más elementales derechos humanos.

Lamento profundamente que Israel continúe haciendo caso omiso de la Iniciativa de Paz Árabe (IPA), adoptada por la Liga Árabe en Beirut en marzo de 2002. La IPA pide la creación de un Estado palestino independiente en Cisjordania y la Franja de Gaza, con las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Este como su capital, y una solución justa a la cuestión de los refugiados palestinos que sea acordada entre las partes, basada en la Resolución 194 de la ONU, a cambio de la normalización de relaciones con Israel y una paz duradera.

La Iniciativa de Paz Árabe ha sido repetidamente apoyada por los países árabes. Y adicionalmente, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) que representa a 57 países musulmanes, se ha sumado a la misma como base para terminar con el conflicto árabe/palestino-israelí. Ello significa, en términos prácticos, conseguir la paz entre Israel y más de 1.200 millones de árabes y musulmanes en todo el mundo.

La paz se logra entre iguales, respetando cada lado la historia e identidad del otro, así como entendiendo el discurso del otro. Como la historia demuestra, los Estados cometen errores, sí, pero también se fortalecen cuando los reconocen y se disculpan. Es prioritario lograr el acuerdo propuesto por la Iniciativa de Paz Árabe. De la misma forma, es necesario que los palestinos sean reconocidos como seres humanos que reciben el mismo tratamiento y aplicación de las mismas leyes que a otros refugiados y víctimas de conflictos, incluyendo su derecho al retorno y a tener libertad de elegir su futuro.

Para lograr una paz verdadera es necesario que Israel reconozca su responsabilidad en la creación y prolongación de la tragedia de los refugiados palestinos. Ese reconocimiento no es una amenaza contra su existencia. Por el contrario, al hacerlo, Israel, inevitablemente, capacitaría a nuestros respectivos líderes y ciudadanos para establecer la paz sobre la base de un acuerdo político. En la 62ª conmemoración de la Nakba palestina, invito a Israel a asumir sus responsabilidades, reconocer nuestros sufrimientos y nuestros derechos y trabajar con nosotros en busca de la paz, la reconciliación histórica y el fin del conflicto."


Para empezar, la creación de Israel ocurrió el viernes, 14 de mayo de 1948 (según el calendario gregoriano) o 5 de Iyar de 5708 (de acuerdo con el calendario hebreo).

En segundo lugar, ¿puede la Nakba interpretarse como una catástrofe "nacional"? Hasta que terminó la Guerra de la Independencia de Israel en 1949, los árabes palestinos ni siquiera se consideraban a sí mismos una nación. El nacionalismo árabe palestino es el resultado de la implementación de Israel y nada más. Ello fue demostrado más allá de toda duda razonable por los propios árabes palestinos, quienes llevaron a cabo la Guerra Civil palestina de 1947 a 1948 como árabes, no como palestinos. De hecho, el término "palestinos" era usado en la Palestina de la época para referirse a los judíos, así como por los propios judíos palestinos para referirse a sí mismos, tal y como dejó claro Martin Sieff en su libro Guía Políticamente Incorrecta de Israel y Oriente Medio. Sieff señala asimismo que, durante los siglos de dominio otomano de Palestina, no hubo un sentimiento nacionalista entre los árabes de Palestina.

Martin Sieff es editor en jefe de la sección internacional de United Press International. Cubrió Oriente Medio durante cuatro décadas e informó para The Washington Times, National Review, The Belfast Telegraph y The Times, habiendo sido nominado cuatro veces al Premio Pulitzer en la categoría de reportajes internacionales.

En tercer lugar, el éxodo palestino de 1948 no fue sólo el resultado de las políticas de Israel. En este informe de la O.N.U., las causas del citado éxodo se resumen con las siguientes palabras: "El éxodo de los árabes palestinos es el resultado del pánico creado por la lucha en sus comunidades, de rumores concernientes a actos de terrorismo alegados o reales, o de expulsión."

Y lo que es más, no sólo se debe señalar a Israel como responsable, sino también a los propios árabes. Time informó el lunes 3 de mayo de 1948, acerca de los árabes de Haifa: "De los 60.000 árabes que vivían allí, muchos habían huido a lugares más seguros incluso antes de que el ataque empezara."
En el mismo artículo, más abajo, se lee:

"La evacuación masiva, provocada en parte por miedo, en parte por órdenes de líderes árabes, dejó el sector árabe de Haifa como una ciudad fantasma. Detrás de las órdenes árabes había mucho más que orgullo y desafío. A través de la retirada de los trabajadores árabes, sus líderes tenían la esperanza de paralizar Haifa. Los líderes judíos dijeron deseosamente: 'Estarán de vuelta en unos días. Algunos ya están retornando.'"

Benny Morris es el más prominente estudioso del éxodo palestino, para el que distingue cuatro fases a lo largo de la Guerra Civil palestina de 1947 a 1948 y la Guerra de la Independencia de Israel de 1948 a 1949: de diciembre de 1947 a marzo de 1948; de abril a junio de 1948; de julio a octubre de 1948; y de octubre a noviembre de 1948. Morris alega que el éxodo palestino deriva de órdenes de expulsión, ataques militares e intimidación tanto por parte judía como por parte árabe, así como por miedo a ser víctimas de masacres judías (como la de Deir Yassin) o a morir a resultas de la lucha armada entre árabes y judíos.

La responsabilidad parcial de los árabes por el éxodo palestino de 1948 fue reconocida incluso por líderes árabes pasados y presentes. Khalid al-Azm, antiguo Primer Ministro sirio, escribió en sus memorias: "Trajimos el desastre sobre un millón de refugiados árabes, invitándoles y ejerciendo presión sobre ellos para que abandonaran su tierra, sus hogares, su trabajo y su industria." Esta posición fue también compartida por Salah Mesbah Khalaf, también conocido como Abu Iyad, antiguo miembro de al-Fatah. El antiguo Primer Ministro iraquí, Nuri Pasha al-Said, afirmó: "Vamos a aplastar el país con nuestras armas y a arrasar cada lugar en el que los judíos se refugien. Los árabes deberían conducir a sus mujeres e hijos a áreas seguras hasta que la lucha haya muerto."

Líderes árabes presentes también han contribuido a confirmar la teoría de la responsabilidad árabe parcial. En palabras de Mahmud Abbas: "Los ejércitos árabes entraron en Palestina para proteger a los palestinos de la tiranía sionista pero, en lugar de eso, los abandonaron, los forzaron a emigrar y a abandonar su tierra, y los arrojaron en prisiones similares a los ghettos en los que los judíos solían vivir."

Todo esto demuestra que no sólo órdenes de expulsión tanto árabes como israelíes, sino el miedo de la población, fueron factores determinantes del éxodo palestino de 1948, y que ambos bandos deben compartir la responsabilidad por el evento en cuestión; pero Shaath culpa exclusivamente a Israel. ¿Tiene algún sentido esa actitud cuando el propio Shaath expone en su artículo la idea de la reconciliación a través de la asunción de la responsabilidad histórica? ¿Por qué Shaath no plantea la misma exigencia ante los países árabes que le hicieron la guerra a Israel en 1948, y que jugaron un papel relevante en los hechos que denuncia? Y lo que es más, Shaath no entra en detalles acerca del trato que los palestinos recibieron por parte árabe una vez acabada la Guerra de la Independencia de Israel, en relación a sus aspiraciones nacionales y al estatus de refugiados de muchos de ellos, tal y como expliqué aquí (punto #7).

Shaath nos habla también de la Iniciativa de Paz Árabe (I.P.A.) y de cómo Israel la ha ignorado, obviando sin embargo que, durante la votación de la citada Iniciativa, el Primer Ministro (y líder terrorista) palestino, Ismail Haniyeh, se abstuvo de emitir un voto.

Shaath escribe sobre el derecho de retorno de los refugiados palestinos, pero no nos dice nada acerca de aquellos judíos que huyeron o fueron expulsados de sus hogares en Jerusalén Este y Cisjordania antes de y durante la Guerra de la Independencia de Israel. Tampoco dice nada acerca de los 800.000 judíos expulsados o huidos de países árabes y musulmanes, quienes se vieron obligados a buscar refugio en otros países, entre ellos Israel.

En 1967, tal y como nos cuenta el dirigente palestino, Israel luchó en la Guerra de los Seis Días, emergiendo una nueva oleada de refugiados. Pero aquí, Shaath contradice los hechos: la mayoría de los refugiados palestinos de 1967 no fueron expulsados por Israel. Ello viene explicado en el libro La Guerra de los Seis Días, escrito por Michael B. Oren.

La mejor prueba a la hora de poner en entredicho la teoría de la intención israelí de limpiar étnicamente a todo árabe viviente, tanto en lo que hoy es Israel como en los territorios palestinos, es la población árabe residente tanto en éstos como en aquél. La población árabe de Jerusalén Este ha crecido más bajo la anexión israelí que bajo la anexión jordana, y la población de los territorios palestinos ha sido objeto de un crecimiento demográfico notable.

Sobre la administración israelí de Jerusalén Este, mírese aquí (punto #4).

Israel ha permitido asimismo la entrada de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, tal y como se puede leer (y ver) aquí.

Shaath afirma que hay más de 7.000.000 de refugiados palestinos, cuando lo cierto es que la U.N.R.W.A. cuenta 4.700.000. Y por otro lado, y en contra de lo escrito por el dirigente palestino, no son la mayor población de refugiados del mundo. La partición indo-paquistaní de 1947 originó una oleada de unos 15.000.000 de refugiados, mientras que más de 10.000.000 de personas fueron objeto de desplazamiento a resultas de la Guerra de Liberación de Bangladesh, en 1971. El número de refugiados palestinos desde 1947 ha sido igualado por el número de refugiados iraquíes, sólo desde 2003.

Resulta llamativo que sólo los refugiados palestinos cuenten con una agencia propia en el seno de las Naciones Unidas...

viernes, 14 de mayo de 2010

Así funciona la O.N.U. (IV).

Esta vez tampoco es que haga falta extenderse. Basta con enlazar este vídeo, para que veáis qué clase de gente es la que critica a Israel por violaciones de los derechos humanos, y cómo funcionan en realidad las cosas allí.

jueves, 13 de mayo de 2010

Netanyahu es criticado por... querer hablar con Mahmud Abbas cara a cara.

Esta vez el artículo ha sido publicado por el diario Público, bajo el título Las negociaciones indirectas de paz en Palestina chocan con Netanyahu, acompañado del subtítulo "El primer ministro israelí critica el proceso iniciado este domingo, que cuenta con la mediación estadounidense". A continuación, el contenido del artículo:


"Los intentos por lograr la paz entre Israel y Palestina a través de las conversaciones indirectas iniciadas este domingo han chocado con las palabras del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, quien ha asegurado que no es posible alcanzar un acuerdo 'a distancia'.

Precisamente en el mismo día en que en Ramala el negociador jefe palestino, Saeb Erekat, anunciaba el inicio de las negociaciones indirectas con Israel bajo la mediación estadounidense, Netanyahu se ha mostrado crítico con el proceso para exigir que 'pronto' se establezcan conversaciones 'directas' y no por 'control remoto'. 'No llegaremos a acuerdos ni tomaremos decisiones en temas críticos si no nos sentamos juntos en la misma habitación', ha declarado Netanyahu.

No es la primera piedra que el primer ministro israelí pone en el camino de estas nuevas negociaciones, las primeras en 18 meses, ya que en otra ocasión declaró que las conversaciones deberían iniciarse 'sin condiciones previas', en referencia a la petición palestina de poner freno a los asentamientos judíos en Jerusalén Este.

En las conversaciones indirectas participa el enviado de la Casa Blanca para Oriente Medio, George Mitchell, que este domingo ha mantenido una reunión con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, quien encabeza el equipo negociador palestino. El objetivo de estas reuniones es abordar todas las cuestiones relativas al estatuto definitivo de paz."


Así que, de acuerdo con Público, Netanyahu debería ser criticado por haber surgido un nuevo obstáculo en el camino del recientemente reiniciado proceso de paz, simplemente porque quiere hablar cara a cara con Mahmud Abbas. ¿No debería ser el propio Abbas el individuo a criticar por intentar impedir conversaciones de paz directas con Netanyahu? ¿Quién es más propenso a la paz, alguien que quiere hablar cara a cara sobre un acuerdo pacífico o alguien que no quiere hacer lo propio?